-¡Por tu culpa!,
¡Por tu culpa!
+¿Que
dices? ¿Mi culpa?
-¡SÍ!,
Tuya!
+Pero...¿De
qué? ¿qué hice?
-Tú tienes la culpa de mi felicidad, de las sonrisas que me salen cuando
leo un sms tuyo o veo una llamada tuya o simplemente porque pienso en
ti.
Porque
recuerdo lo que es dormir junto a ti, estar una noche entera
compartiendo cama contigo, abrazarnos bajo las sabanas, besos de
buenas noches y quedarme dormida entre caricias y al día siguiente
que me despiertes con besos dulces, que saben mejor que cualquier
desayuno en la cama.
Tú tienes la culpa de que este por las nubes, que no me crea lo que
estoy viviendo, porque tienes la culpa de que se cumpliera uno de mis
sueños que para mi era el más difícil: Ser
feliz de verdad!